lunes, 17 de abril de 2017

Por la sierra de Francia y Las Hurdes

Hace ya más un par de semana, bajamos hasta Las Hurdes Fran Riaño, Ana Martín y yo, con la idea de visitar algunas zonas de esta comarca extremeña.

Llegamos el miércoles 5 y nos fuimos el viernes 7, con lo que sólo pudimos aprovechar por completo el jueves, pero fue suficiente.



Golondrinas dáuricas (Hirundo daurica) en Las Mestas (CC).

Vimos golondrina dáurica los tres días, compartiendo espacio aéreo con aviones comunes, roqueros, golondrinas comunes y vencejos pálidos.

El primer día, tocamos dos puntos de la Sierra de Francia, en el sur de Salamanca: las turberas de El Maíllo y la laguna de San Marcos:

Río Morasverdes a su paso por el t.m de El Maíllo.

De camino al primer sitio, paramos en la charca del pueblo de El Cabaco, con la esperanza de ver algún odonato, pero no hubo suerte. Demasiado pronto aún.
Por lo demás, pocos pájaros y pocas plantas en general. Lo mejor, ver las Genista anglica en flor:



Genista anglica.

G. anglica es una especie muy ligada a los suelos húmedos de terrenos ácidos. Por tanto, en estas sierras encuentra un lugar idóneo para vivir.


Narcissus bulbocodium.

A miles estos días por todos los prados de la provincia.

Llegando ya a las turberas, paramos en otra charca, esta vez en El Maíllo. Aquí vimos algún anfibio:

Rana de San Antonio (Hyla molleri).

Además de esta rana y de las omnipresentes Pelophylax, vimos un gallipato adulto bajo el agua.

Y llegamos a las turberas, donde lo primero en que fijamos la vista fue en las diminutas droseras, estrellas indiscutibles de estos terrenos, con permiso de un pteridófito muy especial del que ya hablaremos en agosto, el Lycopodiella:

Drosera rotundifolia.

Las droseras son unas pequeñas plantas carnívoras, que con su llamativo color rojo y las "gotitas" brillantes de mucílago que exhiben en el ápice de sus tentáculos, atraen multitud de insectos que no tardan en caer en el engaño. Una vez son capturados, los tentáculos se pliegan, impidiendo cualquier vía de escape. Posteriormente son disueltos en el interior de la planta gracias a la actuación de varias enzimas (esterasas, peroxidasas, fosfatasas y peptidasas) que liberan los nutrientes, que a su vez serán absorbidos por la superficie de la hoja para llevar a cabo las funciones vitales de la planta.

Este modo de vida responde a una excelente adaptación al entorno, pues estas plantas prosperan en suelos muy pobres en nutrientes, y es por esto que deben tomarlos de los animales.


Siguendo con las plantas, comentar que este lugar es un muy buen sitio para observar variedad de brezos. Nosotros vimos tres especies:


Erica australis. Brezo colorao.


Erica arborea. Brezo blanco.

Los brezos son generalmente plantas pioneras, esto es: son las primeras en colonizar espacios abiertos, degradados o desvastados por el paso de un incendio u otros fenómenos naturales o artificiales.

Esto es debido a que presentan un engrosamiento en la parte superior de la raíz, donde desarrollan numerosas yemas que rebrotan con gran vitalidad cuando la parte aérea de la planta es destruida. Este engrosamiento se conoce en botánica como lignotubérculo.


Erica tetralix. Brezo de la turberas.

Las tetralix son brezos de floración más tardía que las demás...a estos aún les quedan unos mesecitos para estar bonitos.

Pedicularis sylvatica sylvatica.

P. sylvatica es una planta de la familia Orobanchaceae. Su peculiaridad reside en su modo de vida, pues es hemiparásita, es decir: realiza la la fotosíntesis, pero debe parasitar a otra planta (gramíneas y ciperáceas principalmente) para obtener el agua y las sales minerales, pues es incapaz de hacerlo por sí misma.

Prospera sobre sustratos silíceos, en terrenos muy húmedos, como turberas u otros medios higrófilos.

Entre planta y planta, nos salió algún herpeto:


Lagartos verdinegros (Lacerta schreiberi), machos.

Espectaculares los machos en esta época del año...

Y como no, algún helecho:

Blechnum spicant.


Es la única de su género en Europa. Se enclava dentro de la familia Blechnaceae, la misma a la que pertenece el espectacular Woodwardia radicans.


Detalle de la disposición de los soros.

En este caso, dispuestos de forma linear, con una fila a cada lado de la nervadura de la pinna.

Frondes jóvenes de B. spicant.

Al caer la tarde fuimos hasta la laguna de San Marcos, en La Alberca. No vimos gran cosa, la verdad:

Cytisus scoparius en flor.

El Cytisus scoparius o escoba amarilla se encuentra floreciendo en estos momentos en nuestra provincia.

Partes de la flor papilonácea del C. scoparius.

La flor papilonácea es típica de las plantas de la familia Fabaceae, más conocidas como leguminosas.



Cytisus striatus.

Otra escoba del género es el C. striatus. Dimos con varios ejemplares, sin flores aún.

Cerramos la tarde con un anfibio más:

Sapo partero común (Alytes obstetricans) subadulto.

Detalle de los tres tubérculos palmares que caracterizan a la especie.

Si bien este detalle puede servirnos para distinguirlo del sapo partero ibérico, suele ser suficiente con mirar las proporciones corporales (patas, ojos, dorso...). Con un poco de práctica podremos hacer el ojo a estas diferencias no tan sutiles como muchos piensan.


El jueves a la tarde visitamos el meandro de Riomalo, famoso en todo el mundo y parte del extranjero:

Meandro de El Melero. Riomalo de Abajo.

De camino nos topamos con una pareja de sapos comunes en amplexo en medio de la carretera. Y es que la primavera la sangre altera...

Amplexo de sapo común (Bufo spinosus).

Tras apartarlos del asfalto y hacer un par de fotos, los dejamos a orillas del agua, en un tranquilo rincón del río Ladrillar.

Clausuramos este día con el canto del cárabo, que reclamaba desde un gran oxicedro frente a la casa donde nos alojábamos.

Un pico picapinos fue el encargado de sacarnos de la cama a la mañana siguiente, y dejando atrás sus tamborileos en el mismo oxicedro de la noche anterior, partimos hacia el último destino del viaje: el chorro de la Meancera, una modesta cascada que forma el arroyo del mismo nombre junto al pueblo de El Gasco, en pleno corazón de Las Hurdes:

Chorro de la Meancera. El Gasco.

Este mirlo acuático nos acompaño durante todo el recorrido, desde el mismo pueblo hasta la cascada:

Mirlo acuático (Cinclus cinclus).

Un pájaro bonito, que siempre gusta ver. Frecuente en todo el sur de Salamanca y el norte de Cáceres.



Lagartija colilarga (Psammodromus algirus) hembra.

Fueron frecuentes las lagartijas colilargas en todo el camino, al igual que las ranas comunes.

Rana común (Pelophylax perezi).

Además vimos dos lagartos verdinegros, muchas lagartijas noroccidentales y un tritón ibérico, con lo que finalizamos el viaje con 13 especies de herpetos, ni tan mal. Vimos casi tantos como helechos (14).

Camino de Salamanca ya, paramos en algunas charcas y ríos buscando odonatos. Las temperaturas, muy altas para las fechas, no impidieron el fracaso: sólo sacamos Sympecma fusca e Ischnura graellsii.

Ischnura graellsii macho imago. Primero de la temporada.

Sympecma fusca macho imago. 

En el río Alagón encontramos rastros abundantes de jabalí y de nutria:


Huellas de nutria (Lutra lutra).

Y muy poco más, la verdad. Lo mejor del viaje vino el jueves a la mañana, parte que me reservo para la siguiente entrada.

1 comentario:

  1. Hola Miguel. Volviste a las turberas del Maillot durante el verano?

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