El lugar elegido fue la estación de esquí de La Covatilla, donde se sobrepasan holgadamente los 2.000 msnm. En principio es buen hábitat para el chorlito carambolo en migración, pero esta vez no hubo suerte. Seguiremos intentándolo...
Prados en La Covatilla.
Aun así, la mañana estuvo entretenida. Pude ver las principales especies que se reproducen este medio alpino, y no sólo las que llevan plumas:
Pechiazul (Luscinia svecica) adulto.
Pechiazul (Luscinia svecica) juvenil.
La siguiente foto la tomé hace un mes también en la sierra de Béjar. Aquí vemos un macho reproductor donde apreciamos mejor los colores del pecho:
Pechiazul (Luscinia svecica) macho adulto.
Collalba gris (Oenanthe oenanthe).
Roquero rojo (Monticola saxatilis) juvenil.
Escribano hortelano (Emberiza hortulana) juvenil.
Escribano montesino (Emberiza cia) juvenil.
Acentor común (Prunella modularis) adulto.
Buitre leonado (Gyps fulvus) juvenil.
Este joven buitre llegó a confiarse tanto que incluso acabó por rodear el coche:
Y algunos pájaros en clara migración:
Cuco (Cuculus canorus) juvenil.
Abejero europeo (Pernis aviporus) macho adulto.
Pocos odonatos (tan sólo dos especies), pero uno de ellos fue el espectacular Sympetrum flaveolum:
Sympetrum flaveolum macho imago.
Orthetrum coerulescens hembra imago.
La mariposa más abundante fue el Satyrus actaea, una especie nueva para mí, que identifiqué gracias a Alberto Benito:
Satyrus actaea.
Uno de los habitantes más discretos de La Covatilla es el topillo nival. Es fácil ver rastros, pero mucho más complicado a su autor:
Excrementos de topillo nival (Chionomys nivalis).
Acabamos con herpetos:
Rana patilarga (Rana iberica).
Lagartija carpetana (Iberolacerta cyreni).
Y la víbora sigue dando esquinazo...pues habrá que seguir dando caña.