jueves, 25 de febrero de 2016

Viaje al sur (II)

Tenía pensado publicar las entradas I y II del viaje a Cádiz con menor diferencia de tiempo de lo que lo voy a hacer pero por unos motivos o por otros, no he tenido tiempo para ello, así que allá vamos:

El primer día de observación de aves planeadoras en el Estrecho, llegó el día 2 de septiembre, y tuvo lugar en los observatorios de El Algarrobo y Cazalla. Al llegar allí, ya había un montón de peña mirando pájaros.

Dedicamos poco tiempo, pues teníamos muchos objetivos en mente además de las aves migradoras. Aun así, vimos catorce especies de rapaces a lo largo del día, entre los observatorios, los Lances y la Janda:

- Buitre leonado.
- Alimoche.
- Águila pescadora.
- Culebrera europea.
- Águila calzada.
- Milano negro.
- Aguilucho lagunero.
- Aguilucho cenizo.
- Abejero europeo.
- Azor.
- Elanio azul.
- Cernícalo vulgar.
- Halcón de Eleonor.
- Búho real.

Al mediodía, comimos en Tarifa, no sin antes echar un ojo a la zona por donde se movía la ya famosa pareja reproductora de bulbules naranjeros, la única de Europa continental en ese momento.
Sin demasiado esfuerzo encontramos al macho, gracias a las indicaciones, por supuesto, de Alex:


Bulbul naranjero (Pycnonotos barbatus).

En un rápido paseo por el puerto, detectamos varias gaviotas patiamarillas anilladas, pertenecientes todas al proyecto de David Cuenca. Estas aves están marcadas en la Isla de Tarifa:

Gaviota patiamarilla (Larus michahellis michahellis) adulta anillada B[G:66K].


Por la tarde, visitamos la playa de Los Lances, y La Janda:

Carraca (Coracias garrulus)de 1º cy.

En frente de la playa nos esperaba una joven carraca...

Una vez allí, nos dedicamos a hacer alguna foto a los pocos pájaros que había:

Aguja colipinta (Limosa lapponica) juvenil y correlimos tridáctilo (Calidris alba) adulto.

 Correlimos tridáctilo (Calidris alba) adulto con plumaje de transición (verano a invierno).

Chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) adulto.

Charrán patinegro (Thalasseus sandvicensis) adulto.

Por destacar algo: águila pescadora (2), gaviota de Audouin, y limícolas: aguja colipinta (2), ostrero euroasiático (3), correlimos común, correlimos tridáctilo, correlimos menudo, avoceta común, chorlitejo chico, chorlitejo grande, chorlitejo patinegro, archibebe común, andarríos chico y vuelvepiedras.

En la Janda, detectamos aves típicamente sureñas:

Canastera común (Glareola pratincola).

Elanio azul (Elanus caeruleus).

Moritos comunes (Plegadis falcinellus).

Gorrión moruno (Passer hispaniolensis) y gorrión común (Passer domesticus).

Y también flamencos, espátulas, garzas imperiales...

Unos cuantos faisanes y alguna perdiz vimos:

Faisán vulgar (Phasianus colchicus).

Perdiz roja (Alcetoris rufa).


Y también una cigüeña blanca alemana:

Portadora de emisor GPS.

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia) juvenil con anilla octogonal AU078/DER/AU078.

Su anillador, Wolfgang Fiedler, me envió muy amablemente los datos sobre su anillamiento y la ruta seguida por este ejemplar desde su zona de nacimiento hasta Cádiz:


Este ejemplar, apodado "Blacky", nació ese mismo año en Böhringen, cerca del Lago Constanza, al sur de Alemania.
Hay poco que comentar sobre este ejemplar, pues tenemos su ruta exacta en el mapa...

Acabamos la tarde entre tórtolas comunes y libélulas como la de la foto:

Brachythemis impartita macho.


Ya de noche, buscamos bichos por el hotel donde nos alojábamos, el Mesón de Sancho. Encontramos un par de bonitos herpetos:


Ranita meridional (Hyla meridionalis).

Salamanquesa común (Tarentola mauritanica).

Por suerte, esta salamanquesa se alojaba en nuestra misma habitación, por lo que dormimos muy a gusto las tres noches que pasamos allí.


Hasta la próxima.

Miguel.

martes, 9 de febrero de 2016

El gran mustélido de Ledesma

No tenía pensado ir, pero el pasado viernes día 5, estuve por Ledesma, siguiendo la senda fluvial de una de las riveras que cruzan el extenso término municipal.

Hice el recorrido con mucha calma, fijándome en cada pájaro que veía o escuchaba, por muy común que fuera, pues todo parecía nuevo para mí, después de pasar prácticamente todo el otoño y gran parte de lo que va de invierno "encerrado" en un vertedero.
Y es que acaba resultando muy monótona esa inconfundible algarabía que gaviotas, córvidos y milanos componen en torno a la basura, y por eso, de vez en cuando me gusta volver a la tierra que me vio nacer, crecer y progresar como naturalista: Ledesma.

Y más ahora, que está pletórica de agua, tras las copiosas lluvias de principios de año:




Auguro una muy buena temporada de anfibios...





Apenas hice fotos..tan sólo me dediqué a observar. Un total de 29 especies fue todo lo que saqué, un número flojo, pero suficiente para mí. Los cantos de la totovía, los reclamos del mito, o el movimiento nervioso de la curruca rabilarga entre las escobas era algo que echaba mucho de menos...

Por suerte, esta tierra siempre me reserva pequeños momentos, momentos inolvidables, que hacen que sienta una emoción enorme cuando me viene a la mente el nombre de Ledesma, o también Bletisama, como la llamaban los vettones, pueblos que habitaron este área antes que los romanos, que la rebautizaron como Bletisam:

En 2010, me regaló mi primera buena observación de martín pescador. Pude ver un lance de pesca, a escasos metros.

En 2011, pude escuchar el levísimo roce de las alas del búho real con el viento. Algo al alcance de muy pocos...

En 2012, cerré el verano con la observación de dos fumareles aliblancos, que se establecieron en el Tormes por una semana.

Y podría continuar, pero no quiero alargar esta entrada demasiado.
El viernes, Ledesma me hizo uno de esos regalos: la observación de la nutria.

Pero no me refiero a una observación breve y lejana, como la mayoría de las veces; me refiero a una observación de casi una hora, sentado tranquilamente en una peña a su lado, mirándonos los dos con curiosidad, y no con miedo:

Nutria paleártica (Lutra lutra).

Como podéis imaginar, le hice decenas de fotos y vídeos, mientras comía, se acicalaba, se sumergía...
A continuación, algunas de las que más me gustaron:








Esta secuencia de fotos, está realizada a 70 metros de distancia.




Las siguientes imágenes están realizadas a una distancia de 20 metros, cuando yo me acerqué y ella se acercó:




Y por último, cuando ella siguió aproximándose y yo sólo la miraba con gracia:





 Aún se acercó más, hasta tenerme a una distancia inferior a los tres metros, pero para entonces la cámara ya estaba guardada y yo sólo disfrutaba de ella con la vista.

Espero que se acuerde de mí y nos volvamos a ver algún día...


Para acabar, unos vídeos que realicé:




Recomiendo verlos en 1080 p por aquello de la calidad de imagen.


¡Hasta otra!

miércoles, 3 de febrero de 2016

Cómo diferenciar gaviotas argénteas de sombrías y patiamarillas de primer invierno

Recientemente, me han pedido varias personas que elabore unas claves para diferenciar a la gaviota argéntea de las más comunes patiamarilla y sombría, durante su primer invierno.

Pues bien, aquí las tenéis. Desde mi limitada experiencia, intentaré hacer algo más accesible a aquellos interesados, la identificación de una gaviota argéntea de primer invierno. Antes de empezar, quiero aclarar un par de detalles:

- Sólo trataré las aves más típicas. La variación individual en este grupo es amplísima, y por tanto, no todas las gaviotas que veamos en el campo las podremos identificar; al menos no con la información de este post.

- La identificación de una gaviota grande debe basarse SIEMPRE en una suma de rasgos; en ningún caso debemos atenernos a uno sólo, porque seguramente nos equivocaremos. Ninguna característica es única de ninguna gaviota.


Comenzaré comentando lo primero que me llamaría a mí la atención de una argéntea típica, en un contexto centro-ibérico (donde la gaviota predominante es la sombría):

- Estructura compacta, que le viene dada por la corta proyección primaria. Las abundantes sombrías y también las patiamarillas son más "estiradas".
- Cobertoras con mucho blanco.
- Patas sensiblemente más cortas que las sombrías. Suelen ser de un tono rosáceo muy llamativo.

Estos tres detalles son favorables para una gaviota argéntea, pero no definitivos. Hay que seguir observando:

- Escapulares de un tono claro, con diseños en forma de anclas bastante definidos.
- Terciarias con bordes en forma de sierra.
- Coloración del pico: Es típico que sea bicolor (rosado-negro) o al menos con la base rosada, pero también puede ser negro completamente

Con todos estos rasgos tan favorables, es muy probable que estemos ante una argéntea, pero no acaba aquí la cosa. Hay que confirmarlo, y para ello, lo mejor es verla volar.
Nos mostrará cuatro rasgos (entre otros), muy importantes: la cola, el obispillo, las supracobertoras, las primarias extendidas y las axilares:

- Cola: Posee una banda caudal oscura relativamente ancha, que se va difuminando hacia el obispillo.
- Obispillo: Es barrado, al igual que las supracobertoras.
- Primarias: Muestra un gran panel pálido en las primarias internas. Este caracter debería descartar cualquier sombría de primer invierno.
- Axilares: Son de un tono suave, blancuzco, sin que existan fuertes contrastes.

Y esto sería, para mí, una argéntea típica. Lógicamente, es muy complicado mirar detalladamente todos estos rasgos en el campo (y más aún en un vertedero), pero sí que sería ideal observar todos los posibles, para afinar lo máximo en la identificación.

A continuación unas fotos con los rasgos más significativos señalados, que espero, sean de ayuda:

(Si no se conocen las diferentes partes del plumaje de un ave, es recomendable consultar cualquier guía de identificación, donde suele aparecer al inicio del libro un esquema con las diversas partes señaladas).


  • Gaviota argéntea (Larus argentatus):







  • Gaviota patiamarilla (Larus michahellis):






  • Gaviota sombría (Larus fuscus):



Comparativa con Larus argentatus.


Muchas veces resulta frustrante dedicar 15 o 20 minutos a una gaviota que luego resulta ser una sombría atípica, o que directamente vuela sin que podamos llegar a observarla detenidamente.
Pero... ¡qué sería de las gaviotas sin sus dificultades! Perderían toda su magia.

Una de las cosas que he aprendido en este tiempo que llevo dedicado a las gaviotas (por suerte aún me queda muchísimo por aprender), es que sólo se necesitan dos ingredientes para introducirse en este apasionante mundo: el primero, interés, y el segundo, paciencia.


Saludos a todos,

Miguel.